lunes, 7 de septiembre de 2009

Con canchas malas, no hay fútbol que valga

Por Diego Raimundo.

En cada área y cada estamento siempre hay un responsable cuando las cosas salen bien o cuando no. En este sentido lo observado en el predio de Nueva Chicago me hizo retrotraerme a mi juventud, a los inicios de mi adolescencia donde los sábado a la tarde participaba de unos picados únicos en las canchas del colegio Nacional que daban espaldas a la calle 50 (hoy ya son parte del pasado ya que actualmente hay una cancha de sofbol) y no por cómo se desarrollaban los partidos, o en cierta parte sí, sino por el terreno de juego. La verdad lamentable.
En aquellos cotejos de la década del 80 había que hacer milagro para ver la pelota entre la tierra, y el domingo los pibes tuvieron que hacer malabares para pegarle a la pelota pero en el barrial…
Es realmente increíble que la Liga habilite ese rectángulo de juego. Las condiciones mínimas para jugar al fútbol no las cumplía. Césped poco y nada sobre las bandas y ese “verde” estaba peor que los sectores limpios. Claro con una cancha donde el 70 por ciento es tierra o barro cuando no llueve, tener en buenas condiciones las otras partes del piso es en vano. Entonces así con todos estos atenuantes es casi imposible ver buenos espectáculos.
Acá no hay que poner excusas cuando los chicos juegan mal, aunque por ejemplo la 96 hizo pie y ganó con autoridad. Pero es inconcebible que se habilite una cancha para jugar cinco partidos, uno detrás del otro, como los que pudimos palpar de cerca en Mataderos. Pero lo peor del caso es que la Primera División del Torito y hasta las inferiores entrenan ahí…
Los males como estos hay que corregirlos. Porque más allá de que un equipo gane, pierda o empate, lo que está en juego es la integridad física de los jugadores, en especial de los más grandes. La manera en cómo van a buscar una pelota dividida un jugador de la categoría 94, 95 o 96 no es igual a lo que pueden hacer los 99 o 2000, por sus físicos y su fuerzas de piernas.
Entonces digo, cuando un directivo tiene que recorrer las canchas de capital y da el ok para que se pueda jugar en terrenos así, jamás piensa en los pibes, en que cuando hay agua y barro -como la observada- un resbalón, una pierna que queda trabada en el “fango” puede provocar una lesión.
Claro esas son cosas que se ponen sobre la mesa una vez que los hechos (lesiones) ya se plasmaron. Entonces si Estudiantes tiene unas canchas de lujos, Vélez lo mismo, si Lanus, River, Boca, Banfield o San Lorenzo, por citar algunos, se preocupan para que los campos de juegos estén en las mejores condiciones para la práctica de fútbol, como puede ser que todavía se desarrollen partidos en canchas tan malas como la de Nueva Chicago y no exista un solo responsable que imponga condiciones (reglamentarias) para que si no se cumplan las mínimas condiciones sufran un castigo…porque con canchas así no hay fútbol que valga.



Agradecemos a Nicolás Ferré por las Fotos

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