lunes, 27 de abril de 2009

Cómo explicar lo inexplicable

Esta vez no vamos a hablar de fútbol, o sí. En realidad vamos a tocar todo lo que rodea a LISFI o mejor dicho al fútbol infantil de la región. Luego de mucho esperar arrancó la temporada y los resultados fueron los esperados: todas victorias. Pero lo que realmente asombra, y también molesta es como los rivales toman los partidos ante Estudiantes, la presión que le “meten” a los chicos, y por sobre todas las cosas el afán que hay por robarle un punto a nuestros equipos.

Fueron dos jornadas en dos días y es inexplicable como los padres y entrenadores rivales salen a jugar los encuentros con Estudiantes. Su único objetivo es dar en la tecla, es decir sentirse privilegiado por hacerle sombra a los equipos pinchas. Pero esa ambición lo único que origina es confusión adentro del campo y también es normal que hasta los chicos albirrojos se “alarmen” de la manera en como gritan los DT y los espectadores.

Hay cuestiones que son inexplicables y otras tal vez lógicas. Lo que sí es inadmisible es que personas adultas, que son de la vereda contraria o simpatizan con otros clubes del fútbol grande, “se escudan” detrás del alambrado olímpico para agredir a nuestros jugadores. Ejemplos: “dale pincha a vos también te enseñaron lo mismo que les decía Zubeldìa…” Increíble no, como puede ser que padres de criaturas en vez de gozar de ver a su hijo pegarle a la pelota piensen en distraer o decirle cosas a aquellos que lucen la camiseta roja y blanca. Y ni hablar de todo lo que sucede en la previa, en como las charlas técnias estàn enfocadas en que “jugamos contra Estudiantes, hay que matarse en la cancha…” como si se tratara de una guerra.

Como estos ejemplos hay cientos a diario, pero los grandes responsables son los entrenadores y/o delegados que en vez de buscarle una solución a este tema son los primeros que gritan, gritan y gritan para hacerse notar. Reclaman infracciones a los árbitros, quienes a su vez en vez de equiparar la balanza tiran para el más débil y lo único que hacen es perjudicar al equipo que está siendo superado física y futbolísticamente por Estudiantes.

Ya no pasa por una mera cuestión de educación, sino esa manera de actuar (y que lamentablemente se transmite) se cura con sanciones. Hay que tomar al toro por las astas de parte de los responsables del fútbol infantil de la ciudad. Todos y cada uno de los que estamos vinculados a estas competencias debemos corregir este aspecto, porque son valores de convivencia, de conducta que le llega a los chicos y estos luego lo reflejan en el campo.

¿Cómo explicar lo inexplicable no? Sólo los mayores tenemos en nuestras manos la varita mágica para que la enfermedad no sea “epidemia” dentro de un deporte donde los chicos sólo quieren jugar a la pelota.

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