lunes, 19 de mayo de 2008

El efecto dominó del clásico


Por Diego Raimundo

La fiesta del sábado fue de muchos y de algunos privilegiados. Fue de los jugadores y de la gente. La victoria en la edición 143 del clásico de la ciudad le pertenece a todo Estudiantes desde el primero al último. Y este nuevo paso histórico debe ser tomado como tal, sacar las conclusiones del caso y que sea útil para que cada uno de los futbolistas que día a día entrenan en el Country con la ilusión de poder ser como Veron, Benítez, Alayes, Andujar, Braña, Angeleri, Maggiolo, Desábato, por citar algunos de los protagonistas que tuvo el último derby platense, comprendan lo que hoy se está viviendo en materia futbolística.
El delirio de los jugadores, dirigentes, allegados, integrantes del cuerpo técnico tiene servir de ejemplo. El coraje, el amor por la camiseta, las ganas de ganar que mostraron los futbolistas que culminaron el encuentro, tras las expulsiones del Chapu Braña y Marquitos Angeleri, debe lograr un efecto dominó en todos los estamentos futbolísticos del club.
No siempre al fútbol se gana con buen juego o tirándole toda la responsabilidad a las grandes figuras, sino también con garra y precisamente cuando resurge la garra del León el orgullo es más notorio y el hincha así lo siente y lo expresa. Entonces, jugadores, entrenadores, preparadores físicos, allegados y padres deben copiar lo que hizo el equipo de Sensini en el clásico del sábado 17 de mayo (que casualidad justo al día siguiente de haberse cumplido el 40º aniversario del primer título de la Copa Libertadores). El ejemplo siempre debe emularse en todos los órdenes más allá que tal vez los más chicos hoy ya hayan olvidado de todo lo que dejó el clásico. Ahí es donde deben surgir los mayores, hacerle reconocer los valores y el significado que tiene jugar contra el rival de toda la vida y cuáles son los parámetros que históricamente hicieron grande al Pincha.
Alguna vez una derrota en 57 y 1 precipitó la salida de Cacho Malbernat como entrenador del equipo y el posterior retorno, luego de dos décadas alejado del club, de Carlos Salvador Bilardo. Desde ese mismo momento hubo un clic en el club, el crecimiento fue y es notorio; todo se originó por lo que sucedió en un clásico. Entonces digo, ahora no debe haber un quiebre, por el contrario un aprendizaje (o llamémoslo efecto dominó) de todo lo que dejó la victoria 2-1 ante el rival de siempre. La inyección anímica debe catapultar a cada uno de los equipos de Estudiantes, que juegan en las diferentes ligas, dejen en cada cancha bien marcado el nombre de ESTUDIANTES.

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