miércoles, 6 de agosto de 2008

Una Copa, siempre realza el espíritu

Por Diego Raimundo

Cuando un equipo sale a un campo de juego lo hace con un objetivo: ganar. No son pocos lo que rechazan esta filosofía o manera de pensar, pero si hoy le preguntamos a cada uno de los que integran los diferentes equipos de Estudiantes van a responder que siempre quieren ganar. Entonces aunque a muchos les duela y que privilegien la felicidad de los futbolista (ojo yo también quiero que los chicos se diviertan en la cancha), ganar es significativo y más si se alcanza una Copa, como la que acaba de obtener la categoría 95 en Mar del Plata.
El Sudamericano contó con grandes equipos, grandes jugadores y con un Estudiantes que siempre fue protagonista y supo como dar vuelta rápido la pagina cuando cayó con el Colo Colo.
Aunque la Copa principal no tuvo al Pincha en la final, los chicos conducidos por Juan Figueroa comprendieron que Estudiantes siempre debe y tiene que estar en el escalón más alto del podio. Entonces así fue que cuando “ingresó” en la etapa de la Copa Chapadmalal hubo un sentimiento compartido de tener que lograr el campeonato. El objetivo se cumplió, por más que la Copa se levantó porque se ganó por penales.
Entonces a partir de este logro todos deben comprender que cuando los objetivos son claros, las metas se cumplen. Lo hecho por la 95 debe ser un ejemplo a futuro, considerando que estos chicos sumados a los que se quedaron en nuestra ciudad van a ser la base de la novena división en el 2009 y llegar a esa instancia con un título en el bolsillo los hace más importante de lo que son hoy. A tener en cuenta, después de River y Colo Colo, Estudiantes fue el mejor de la competencia, perdió un partido sólo y eso lo hace un equipo a considerar.
Una Copa realza el espíritu de aquellos que la ganaron, como de los que comparten los entrenamientos. Pero ese espíritu ganador que siempre caracterizó a Estudiantes, con su mística incluida, no sólo debe ser patrimonio de unos pocos sino por le contrario debe ser transmitida con el fin de que la inagotable cantera de futbolistas que cada fin de semana juega en el fútbol infantil pincha comprenda y se sienta orgullosa de integrar un grupo donde los títulos ya son parte de una historia que recién se esta escribiendo.

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