lunes, 3 de marzo de 2008

Por un 2008 en Paz...

Por Diego Raimundo

Cada año que se inicia en materia de fútbol infanto juvenil las expectativas son muchas. No sólo en lo que respecta a los objetivos planteados por las diferentes instituciones, y por supuesto por Estudiantes, sino también por cómo el público tomará las respectivas competencias de acuerdo a los resultados que se obtengan. Por ello es que desde aquí, desde este blog, oramos por un año en paz, sin violencia y sin discusiones desde afuera hacia adentro porque esto lo único que hace es perjudicar al futbolista sea cual fuese su edad.

Luego de varios años observando desde diferentes aspectos, como padre, periodista o simplemente como espectador, los partidos de las divisiones juveniles como del fútbol infantil se transformaron más en una exigencia para el protagonista que un simple juego. Sin dudas que cualquiera que haya realizado un deporte a nivel competitivo saltaba al rectángulo de juego con un solo objetivo: ganar. Pero hay maneras y maneras de plantear la idea por alcanzar el éxito.

Hoy las presiones desde afuera hacia adentro han ido en aumento a tal punto que los padres, grandes responsables de que los chicos en vez de divertirse sólo estén atentos a los gritos que “surgen” del otro lado del alambrado olímpico, viven los partidos de una manera frenética y ello los lleva a agredir verbalmente a los árbitros y también a sus rivales.

Hay cosas que deben cambiar. Desde los dirigentes de los clubes, -hay oportunidades en que algunos de ellos son tan responsable como los propios hinchas de que los juegos no sean “juegos”-; coordinadores, entrenadores (que en ciertas oportunidades se transforman y se salen de la vaina) y por supuesto las autoridades de las ligas o asociaciones, deben surgir los ejemplos para que no vuelvan a suceder hechos que en los últimos años le hicieron muy mal a la cantera futbolística de la ciudad.

Si nos situamos específicamente en Estudiantes, el comportamiento de los espectadores ha sido muy loable pero ese ejemplo debe trasladarse al prójimo a fin de que los jugadores, se sientan libres de hacer los que más les gusta: jugar al fútbol.

Pero hoy lo de Estudiantes es una mera pauta. Todos, padres, dirigentes, entrenadores de todos los clubes de las ligas infantiles como aquellos que conducen equipos que participan en torneos para juveniles deben comprender y entender que los que juegan son los chicos y que ellos hacen lo mejor posible para ser felices. Simplemente por esto es que pugnamos por un 2008 en Paz.


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