sábado, 25 de julio de 2009

La décima estrella en el escudo

Por Diego Raimundo.

“Las historias merecen ser contadas, de generación en generación…” Estas son frases que hemos escuchado una y mil veces en nuestras vidas. Y más aquellos que somos posteriores a las grandes gestas del equipo de Don Osvaldo Zubeldía. Crecimos con todo lo que nos contaron nuestros abuelos, padres y familiares; y especialmente nos inculcaron esto de “ser hinchas de Estudiantes”, y lo que “fue el Estudiantes multiplecampeón”. Pero hoy esa historia se vive, se palpa, se respira, se siente en cada rincón de la ciudad, de la sede social y por supuesto del Country. Razones no faltan: Estudiantes es nuevamente campeón de América.

Ya nadie le puede decir a ninguno de los chicos que defienden la camiseta de Estudiantes en infantiles o en juveniles que “allá en el tiempo…” por la simple razón que hoy todos lo vivieron. Los recuerdos son muy gratos, más aún si éstos tienen la trascendía que tuvieron con Estudiantes, pero hoy también hay realidades. Ya no hay una franja exclusiva que vio al Pincha alzar la Copa Libertadores, sino cuatro generaciones -aunque suene exagerado-, se sienten campeones, veamos: los mayores de 70, los mayores de 40, los mayores 20 y los más chicos.

Muchos se preguntarán, mientras leen estas líneas, que tendrá que ver todo esto con el fútbol infanto juvenil albirrojo y yo les diría mucho. Son los técnicos quienes tienen la obligación de contar lo que es Estudiantes como club y cómo debe defenderse la camiseta, pero al mismo tiempo deben usar como parámetro la actualidad, todo lo que hizo desde principio a fin el equipo de Sabella en la Copa Libertadores para lo que alguna vez fue una leyenda hoy sea palpable por sus dirigidos. Pero a la vez los chicos se tienen que sentir orgullosos de ser partícipes, desde su lugar, de este momento que está atravesando la institución.

Para llegar a la cima se tienen que dar muchos factores, pero principalmente unión. Todos y cada uno de los jugadores eso lo deben comprender y entender porque Estudiantes es una familia y las familias bien constituidas son las que logran los objetivos planteados. Entonces el Estudiantes campeón de América debe ser tomado como ejemplo, como una vidriera para que las futuras promesas vean en los héroes del Mineirao a sus ídolos, así como alguna vez lo hicimos varios con los integrantes del equipo campeón de la década del 60 y por qué no también con los campeones del 82 y 83; hoy esa rueda debe volver a girar…

Sentirse campeón, tener una estrella más, es algo único, enorgullece y por ende debe ser la inyección necesaria para que el crecimiento no se detenga, para que la camiseta de Estudiantes sea cada vez más respetada sin importar en la cancha donde se esté jugando un partido de fútbol.

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