Por Diego Raimundo.
Estudiantes venía con una mochilla muy pesada luego de la jornada con Banfield. La responsabilidad era mucha, las presiones por cierto también, y tener que enfrentar a Boca, defender la segunda colocación y el liderazgo en algunas divisiones significaba algo más que una jornada especial.
Con un convencimiento absoluto del potencial, con las ganas de demostrar que no hay cucos y mucho menos que la camiseta azul y oro puede inclinar la cancha y por supuesto la balanza, el Pincha salió a defender sus ideales, su juego, su ubicación y su prestigio.
Mal no le fue, por el contrario, quien hizo hacer valer su camiseta, su estirpe de equipo grande, de equipo o mejor dicho club con aspiraciones fue Estudiantes y por ello la jornada del último domingo fue histórica. No basta con repasar un resultado o resaltar la goleada de un equipo, sino todo el conjunto, la sumatoria de varios aspectos llevaron a que el Pincha le diera una verdadera lección a Boca y lo deje casi con las manos vacías y sin la posibilidad de alcanzar el segundo escalón de la tabla.
Ojo que esta producción no debe obstaculizar el objetivo que es, además de mantenerse como una de las potencias en Metro, afianzarse en la segunda colocación y no bajar los brazos porque aún hay mucho terreno para recorrer y muchas jornadas más para demostrar que la camiseta de Estudiantes “pesa” y mucho.
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