Por Diego Raimundo
Acá no estamos criticando a nadie, por el contrario vaya de mi parte las felicitaciones para todos los que componen el grupo de trabajo que semana a semana entrenan a los chicos que juegan en Metro. Pero a lo que apunto es que estar arriba es algo único, irrepetible en una competencia tan dura y por ello es que todos deben ser consciente, trasmitir tranquilidad y ese afán por mantenerse en el lote de vanguardia no se traslade a los chicos porque ellos son los que salen a jugar y de alguna manera saben lo que están viviendo. Hay que sacarles (a los futbolistas) cualquier presión de encima para continuar por la buena senda y para que a la felicidad sea plena y duradera.
En estos momentos corresponde que haya cordura, madurez y experiencia de los técnicos porque se vienen jornadas exigentes, con rivales de mucho cuidado y que, como ocurrió toda la vida “detestan” que Estudiantes les haga sombra.
Banfield, Boca, Chacarita, River, Quilmes y Lanus, son equipos a los que los chicos tienen que enfrentar y la situación que se está atravesando debe ser utilizada para salir a jugar con otro espíritu, con un sentimiento que sólo aquellos que visten la camiseta roja y blanca lo saben, y con la fortaleza que significa estar en los puestos de vanguardia. Ojo esto debe ser puesto en práctica con sencillez y no que sea un efecto bumerán en los jugadores.
La obligación por el hecho de mantener el protagonismo conllevará a que los futbolistas logren sentir algunas ataduras y esto puede desencadenar en pasos en falsos. La punta no debe marear a jugadores y entrenadores sino por el contrario los debe fortalecer para resolver, las situaciones límites que se les pondrán en el camino, con la misma naturalidad que los llevó a ser hoy segundos en la tabla general y pelear el primer puesto en la 93, 96, 97 y 98.
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