Extraño no, en pleno julio en las gradas del Country y dentro de los rectángulos de juegos se gritaba “Dale campeón”. La alegría de padres, niños y entrenadores se entremezclaban con la satisfacción del deber cumplido. Es cierto que Estudiantes ya había mostrado su superioridad en la tercera o cuarta fecha de LISFI y era previsible que el título iba a quedar en poder del Pincha. Pero el festejo, dar la vuelta olímpica, es bueno poder llevarlo a cabo en cada competencia que esté en juego una copa y porque por ende el compromiso ahora debe redoblarse.
Como dije siempre festejar es bueno, salir campeón mucho mas porque los chicos se sienten importantes, porque de alguna u otro manera interiormente saben que le están dando al club prestigio, sí prestigio aunque muchos nos fijemos en los logros del equipo superior. Las conquistas de los pibes son y deben ser trascendentales porque ellos se sienten importantes cada vez que salen a la cancha para defender los colores de Estudiantes.
Festejar es bueno porque la 2001 en su comienzo de ciclo, de manera oficial, ya sumó un poroto significativo. En esta edad hay diferencias y diferencias. De juego, de jugadores, de manera de pensar, pero Estudiantes nunca resignó su estigma y los entrenadores así lo pudieron plasmar con sus pupilos. Un dato que no es menor el Gato Eiras y Baltasar Fernández cuando eran chicos, con apenas 6 años tuvieron el honor de salir campeones con su categoría (dirigida por Omar Rulli) en Estudiantes y hoy el destino quiere que en su primera temporada “oficial” como entrenador ya pudieron gritar campeón.
Ejemplos como este hay de sobra, pero la felicidad de los chicos es impagable. Ellos se sintieron importantes el último sábado en el Country cuando los aplausos, los papelitos, el humo de colores y las banderas, eran parte de su condecoración por lo obtenido en este primer semestre en LISFI.
Festejar siempre es bueno y eso lo deben entender cada uno de los que a diario concurren al Country. Aunque para muchos era algo imaginado, las conquistas
Revalorizan lo que a diario se practica y trabaja. Está en los técnicos en comprender que los títulos incrementan el ego, la autoestima, pero que a la vez el compromiso debe ser mayor para lo que viene y para demostrar que el fútbol infanto juvenil de Estudiantes progresa constantemente.
Como dije siempre festejar es bueno, salir campeón mucho mas porque los chicos se sienten importantes, porque de alguna u otro manera interiormente saben que le están dando al club prestigio, sí prestigio aunque muchos nos fijemos en los logros del equipo superior. Las conquistas de los pibes son y deben ser trascendentales porque ellos se sienten importantes cada vez que salen a la cancha para defender los colores de Estudiantes.
Festejar es bueno porque la 2001 en su comienzo de ciclo, de manera oficial, ya sumó un poroto significativo. En esta edad hay diferencias y diferencias. De juego, de jugadores, de manera de pensar, pero Estudiantes nunca resignó su estigma y los entrenadores así lo pudieron plasmar con sus pupilos. Un dato que no es menor el Gato Eiras y Baltasar Fernández cuando eran chicos, con apenas 6 años tuvieron el honor de salir campeones con su categoría (dirigida por Omar Rulli) en Estudiantes y hoy el destino quiere que en su primera temporada “oficial” como entrenador ya pudieron gritar campeón.
Ejemplos como este hay de sobra, pero la felicidad de los chicos es impagable. Ellos se sintieron importantes el último sábado en el Country cuando los aplausos, los papelitos, el humo de colores y las banderas, eran parte de su condecoración por lo obtenido en este primer semestre en LISFI.
Festejar siempre es bueno y eso lo deben entender cada uno de los que a diario concurren al Country. Aunque para muchos era algo imaginado, las conquistas
Revalorizan lo que a diario se practica y trabaja. Está en los técnicos en comprender que los títulos incrementan el ego, la autoestima, pero que a la vez el compromiso debe ser mayor para lo que viene y para demostrar que el fútbol infanto juvenil de Estudiantes progresa constantemente.
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